En Argentina 8 de cada 10 personas toman mate, un ritual que forma parte de la cultura y el ADN argentino y por eso no es de extrañar que desde que se aprobó una ley para su celebración a finales de 2014, se celebra el Día Internacional del Mate.
Pero el hábito de matear no es algo nuevo, por el contrario, es una costumbre heredada desde la época de la colonización, cuando los aborígenes guaraníes introdujeron al «hombre blanco» en el consumo. Para el guaraní, el árbol de la yerba era el árbol por excelencia, un regalo de los dioses, y tomar la savia de sus hojas era beber la selva misma. De hecho las hojas de la planta eran tan valiosas que incluso servía como moneda de cambio en sus trueques con otros pueblos prehispánicos.
Además de todo el cuento mitológico, el mate es muy popular gracias a sus reconocidas propiedades antioxidantes y energizantes, ya que aporta al organismo gran cantidad de polifenoles, vitaminas del complejo B, potasio, magnesio y xantinas.
Según cifras oficiales, el mate está presente en más del 90% de los hogares. Según datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym), «en Argentina se consumen alrededor de 256 millones de kilos de yerba mate, lo que implica un consumo anual per cápita de unos 6,4 kilos». El mate está presente en más del 90% de los hogares. Los estratos socioeconómicos de más bajos recursos compran cada 20 días y los estratos altos cada 26.